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viernes, 27 de noviembre de 2009

- "Yo y la ciudad en un dia de puente" -

02/11/09

Ojala la ciudad siempre estuviera así de quieta, envuelta en silencio, será porque es puente? Porque es Día de Muertos.
Camino cuadras y cuadras, a veces con paso firme, otras con paso lento, dependen mis ganas, depende mi esfuerzo; apago la música por un momento y me doy cuenta de cómo las calles mudas me miran, de cómo los tristes arboles me saludan con sus silbidos y movimientos de lado a lado, escucho mis pasos entre el pavimento, cuando piso piedritas en el roto cemento, si cierro los ojos por mas de un minuto podría engañarme a mi mismo y creer que estoy en un campo abierto, lejos, en una soledad mas apacible y afable que la que se siente aquí en las calles, hostil y desgarrante.

De vez en vez hacen presencia personas, pero para mi que son fantasmas, no te miran a los ojos, no responden si les hablas, mientras camino cuadras y cuadras, largas de enormes fachadas, pegando papelitos en cada entrada, papelitos por los cuales me pagan y de paso mis piernas también ganan forma; en una ruta encuentro mas casas abandonadas que habitadas, y en cada buzón siempre hay telarañas, me da miedo que en una de esas me valla salir una araña en lo que le pego un papelito al buzón y me pique así que tengo q ser precavido, pero me torno mas ido y perdido conforme pasan las horas, el sol y mis deseos adolescentes de amoríos. Admito que siento una extraña atracción por estas calles vacías invadidas de silencio, que si lo escuchas mucho puede tornarse ensordecedor, así que me siento debajo de un árbol porque las piernas me quieren fallar, no veo señales de vida, será que tanta soledad me nubla la vista? Me despierta el aire frio que roza mis mejillas, entro en razón, estoy buscando una salida pero salida de donde? Si estoy en un espacio abierto! En mi estado holgado nada de esto debería de darme miedo, sí al principio dije: “ojala siempre estuviera así de quieto”, me ahorra el mal humor, es un día menos sin escupir veneno, estoy sumiso ante el silencio, y me pongo a mirar los carros, a donde irán? Quiero subirme a uno de ellos y que me lleven a donde en verdad quiero estar, porque aquí como que me estoy sintiendo observado, muerto, abandonado como los arboles secos que se asoman por los techos de las casas mudas donde los fantasmas juegan a asustarte, si atisbas las ventanas en el momento correcto…
Me paro y sigo mi camino, el estomago ya se puso caprichoso y si no muevo las piernas me adormecerán el cuerpo completo. Extraña se ve la ciudad vacía o al menos un poquito mas tranquila, la gente esta en los panteones entre flores, rezos, dolor, paz, con calaveras de azúcar y chocolate pa’ endulzar la amargura que producen los recuerdos, el abandono, soledad y resignación que queda cada que se recuerda que alguien ya no esta contigo.
Apresuro el paso quiero regresar a casa pronto, tomar un baño, una siesta, estribar mi cuerpo en la cama por un rato, para después levantarme y regresar a la calle de la que huía hace rato; ya quiero que sea la hora de subir al camión, enmudecerme por un rato, como la ciudad que esta descansando, de la gente, del smog y del ruido molesto de los carros; para así llegar a los brazos de esa personita que tengo ahora para mi, la que me hace sentir todo, menos muerto, que me alegra cualquier rato estando cansado, aletargado, sentado en una esquina mientras me tomo un jugo de naranja, o siga pegando papelitos publicitarios en cada entrada; la que hace que los fantasmas terminen bailando, aunque lo mire cansado, agobiado o distante, se que por dentro esta entusiasmado, bueno, no más que yo!! Ja ja, que todo el día entre calles mudas y silbidos lejanos, estuve esperando a poder envolverme en sus brazos, un día de muertos, un día callado.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

-"Cuando me vence el Cansancio"-


Mi cuerpo me fallo, se que soy fuerte, lo Soy…
Pero la cama me pidió una tarde para esta con ella…
Me falto el acompañante, su risa, sus ojos entrecerrados…
Mascullo palabras, cortinas cerradas, caminitos de polvo reflejados en la luz, que se dejan mirar cuando el viento mueve las cortinas, si pudiera subir por ellos y llegar a… quien sabe donde…
Solitos los parpados caen, así como cae la tarde, que desprende un olor a nostalgia.
Tarde anhelosa, puesta de sol descolorida, incomparable a las de Octubre.
Boca abajo, pongo una almohada en mi espalda, sigo mis hábitos, los que más me confortan.

Quiero estar en dos lados a la vez pero no puedo, me encantaría estar con mi nubecita esta tarde, pero no quiero regalarle cansancio, ni silencio, silencio que incomoda, palabras que no armonicen cuando conversamos alejados del mundo exterior.
Y así boca abajo, me sorprende la noche, y me sorprende ver que no hay noticias de ti
En las sombras del cuarto doy vueltas y vueltas, como no quiero marearme mas, entre canciones y canciones me refugio al ver que no hay respuesta
Relojito tómame de la mano, has lo q quieras conmigo, nada mas no me dejes ver como avanzas, tu solo llévame a través de las horas de la tarde-noche, mientras me refugio en canciones, a media luz.

El cansancio se fue y no me di cuenta cuando, lo sentía presionarme el cuerpo cuando estuve boca abajo, pero ya no, siento el cuerpo mas ligero aunque algo oxidado, ahora que he recobrado el sentido quiero ir por mi lucecita y que se lleve las sombras, pero hoy si hoy no quiere aluzar, le diría que se quedara así podríamos encontrar palabras secretas, suspiros fosforescentes que dieran formas mas agradables a las sombras.

Ahora a quien o a que culpo? Al cansancio, amigo, enemigo cercano? A la cama por aceptar su invitación? A nada, no culpo a nadie, hoy me tocaba estar aquí, quizá no estoy en una nube como quisiera estarlo pero encuentro la forma de disfrutar el silencio en el que me embarco, mientras de la mano me llevas relojito, caprichoso no me digas a donde, nada mas déjame en el minuto en el que la lucecita me llame e ilumine todo como ayer en la tarde, mientras caminábamos con nuestro amigo el cansancio por el centro de la ciudad regalándonos abrazos, abrazos y chistes que quiero que no olvide cuando piense malas cosas como el que no quisiera verlo, porque en todo el día no quise otra cosa mas que eso, contemplarlo, cuando me mira de lado, cuando el agobio lo abraza mas que yo, cuando el cansancio te detiene y te quedas callado. El controla nuestra lengua en esos momentos, y en esos momentos es mejor quedarse callado, así me quedo esta noche callado, lanzándole una advertencia al agobio, yo soy dueño de sus brazos, y no quiero que lo abrase mas que yo, que le quede claro, porque el cuerpo me fallo pero no mi corazón.